Viernes29 de marzo de 2024

Efectos colaterales de un mundo en pandemia (1)

Con el uso de cubrebocas, el rostro se ocultó y dejó como carta de presentación, los ojos, el cabello, la voz.


Por rotativoenlinea.com

1 de agosto de 2022 Actualizado a las 13:08:48

Naúm Roblero / rotativoenlinea.com

Ante la pandemia por COVID-19 el mundo ha tenido cambios significativos en su forma de desarrollar las actividades diarias. Desde la manera de pensar a los cambios conductuales, las circunstancias de cómo los humanos han sobrevivido a decesos incuantificables.

“Las cifras actualizadas sobre el exceso de mortalidad publicadas por la Secretaría de Salud de México muestran que hay un desfase de 294.287 fallecimientos “asociados con coronavirus”, un 61,4% más que las muertes comunicadas oficialmente hasta la fecha, señala la agencia Reuters”.

Los actores en una crisis de salud se vuelcan a otras áreas que detonan de igual modo en una crisis y de valores donde sobrevivirá quien pueda individualizar o solidarizar los recursos, pues es una moral la que se extiende en tiempos de pandemia.

Los verdaderos rostros sobresalen en estos días... Pues la ética y la moral sin duda, jugaran un papel importante ante los conocimientos que el hombre demande en su subsistencia.  

Los materiales serán la comida, productos de limpieza, comunicación y transporte. Sin duda, se regresa a un mundo básico para la mayoría de las personas, pues otras habrán pasado la pandemia sin estragos, dependiendo del grado de vulnerabilidad, aunque, la pandemia sorprende en cifras de contagio y desestabilidad económica. 

 

1.- El uso de cubrebocas 

1.1.- Los otros rostros

No es la primera vez que se usa mascarillas para evitar contagio por el aire. El modo de infectar el aire se implementó en la segunda guerra mundial con las armas químicas, ya no solo con armas nucleares. Bien conocidas, las cámaras de gas en los campos de concentraciones u otras armas de gas.

Esta vez, no es una guerra sino una pandemia que por primera vez se extendió a escala mundial pues en otras ocasiones solo había sido micro o macro regionales en su defecto.

Los rostros cambiaron. Quienes se sentían incómodos con alguna parte de su rostro una máscara bastante sutil, quienes rechazan el uso de la mascarilla fue una fortaleza mental para demostrar que no necesitan dicho objeto, pero en realidad puede ser una baja autoestima para demostrar fortaleza porque es bien sabido que hay una probabilidad de inmunidad y por otro lado, una falta de solidaridad a quienes podían ser vulnerables a la infección.

Con el uso de cubrebocas, el rostro se ocultó y dejó como carta de presentación, los ojos, el cabello, la voz.