Carlos Marroquín / rotativoenlinea.com
Este día en especial, en la Fiesta Grande de Enero de la Heroica Ciudad de Chiapa de Corzo, Chiapas, se festeja al Santo Patrono de ese municipio, a San Sebastián Mártir, a quien se le danza durante todo el día y se le pide con fe para que interceda ante las enfermedades que aquejan a la humanidad.
Como cada 20 de enero, el también Pueblo Mágico, goza con fervor esta fecha, en donde los Parachicos y las Chiapanecas salen a las calles a danzar para agradecer un año de abundancia, de que aún disfrutan de buena salud y que esperan estar con bien para el siguiente.
En Chiapa de Corzo se tiene de la costumbre de salir con el Santo para que reciba misa, en el Templo de Santo Domingo de Guzmán, y así volver a su nicho, en alguna de las familias que lo solicitan, la cual cambia cada 23 de enero, a este acto se le denomina “el cambio de prioste”.
San Sebastián Mártir
Sebastián nació hacia el año 256 en Narbona, hoy territorio francés, pero que en ese momento era parte del imperio romano. Siguió la carrera militar con éxito y llegó a ser jefe de la cohorte de la guardia imperial romana, cargo militar de altísimo rango que obtuvo, con toda seguridad, gracias a su fuerza, arrojo y astucia (las virtudes ensalzadas en los guerreros). Sin embargo, contra lo que podría esperarse de alguien al servicio directo del emperador Diocleciano, célebre perseguidor de cristianos, Sebastián se convirtió a la fe y abrazó la causa de Cristo.
Atravesado por las flechas
El día de su ejecución, San Sebastián fue llevado al estadio, despojado de sus ropas, atado a un poste y ejecutado. Sus antiguos subordinados fueron los encargados de descargar sus flechas contra su cuerpo. Aquella escena debió ser simplemente terrible, tanto que ha quedado inmortalizada y ha servido de inspiración para cientos de obras de arte a lo largo de la historia. Quizás también, ha contribuido a perennizar su devoción, dado su profundo dramatismo; de alguna manera, San Sebastián atravesado y sangrante constituye el paradigma del mártir, un intercesor en los momentos más duros.