Los herederos
Hipólito PS. / rotativoenlinea.com
Fue el lunes en que la ceniza cayó
Sobre las cicatrices de los campos
El día prometía una sutura en el calendario
Nacieron nuevas canciones
La nostalgia pernoctó con la noche
En el aposento del limbo
Del ama de las sombras.
Las luces de los corredores
Se corren de las tardes
Que divisan la ceguera del entorno
La brisa del blanco manto
Cubren más que las espaldas de mi Sierra
Cubren las lejanas injusticias,
Las cercanas injusticias.
La mirada de los hijos de los granos
Solo evocan una tristeza
Que recorre cada esquina de
Las memorias y los días.
Un rio cae del cielo
Se desprenden los párpados del sol
La agonía de vivir al día
Es un transeúnte entre los hombres
Un paseante, una red;
Es un esténtor en la cima del miedo
Las notas de un piano melancólico.
Se fue el lunes,
El martes es una copia,
El miércoles un reloj borracho,
El jueves la resaca del domingo;
Vivo siempre, a pesar del gigante que corta;
Vivo contra la ciega mente del que no es carne,
Los viernes muere la serena promesa
De ser uno con el vacío
Pero el aporreador de mazorca descansa
En viernes,
El ser que se hizo hombre
Y bajó a pensar como ellos; fue apresado en viernes;
El mejor amigo de todos los Robinson Crusoe
De todos los extraviados;
Se llamaba Viernes.
El crepúsculo anima a las mujeres
A cortar la hoja de milpa
Amazan con destreza
Las milenarias bolas de masa
Serán tamales sobrios, rígidos, silenciosos.
Es viernes el inicio del sábado santo,
Del reposo
Y es que Dios descansó
Por crear el mundo y todo lo que habita en él:
¿De qué descansamos nosotros?
¿Del domingo al viernes?
Solo somos una risa que se perdió entre el llanto
Pero es viernes
Tiemblan los ingrávidos montes,
Lloran las nubes un ácido llanto,
Y el poeta del pueblo
Vuelve a morir
En viernes,
En lunes:
Siempre.