Jueves, 21 de noviembre de 2024

¿Por qué Escribo?

Y por último, escribo para buscar la originalidad y la trascendencia, aunque sé que eso es irreal.


Por rotativoenlinea.com

21 de noviembre de 2022 Actualizado a las 20:11:44

Artículo/ Esdras Camacho

La escritura es subirse a un vehículo, uno gira la llave y arranca, a veces a toda marcha y otras a vuelta de rueda, en ese tránsito, estamos viviendo de manera imaginada una vida supra terrenal. La escritura es también un viaje, a veces a pie, y otras sobre una balsa o cayuco por los diferentes arroyos y crecientes en el universo de la experiencia.

Uno llega a epifanías en los momentos menos esperados, en circunstancias espontáneas en la que estamos sumergidos en distintos pensamientos de diversas conexiones. Un filósofo dice que nadie puede bañarse dos veces en las mismas aguas, y esa revelación supongo la tuvo mientras se bañaba; por eso cuando uno escribe o bien, cuando uno lee, se arriba a un festejo, a un espacio sensorial que mejora nuestra capacidad de observación.  

La escritura da lugar a muchas imágenes, uno puede reconocerse a través de la palabra, uno puede aprender mediante la palabra y uno puede compartir como el pan o cualquier otro alimento a través de la palabra, las emociones, la esperanza y la utopía de un distinto existir.

Escribo porque es uno mis pocos actos de entretenimiento, escribo para hacer amigos, para conocer a otros que padecen del mismo efecto, esos otros son mis otros yo, son mis alter ego, son los que a pesar de la contaminación lumínica pueden ver estrellas en el firmamento y se sorprenden.

Vagabundeo desde el asiento donde escribo, le soy infiel a la costumbre, diseño el futuro, recompongo el pasado, establezco puentes entre el fracaso y éxito, soy todas las vidas que nunca seré. Veo con cristales de algún color desde lo alto, o desde en medio o desde uno de los extremos la realidad.

La escritura es la guitarra del cantor, el pincel del pintor, los zapatos del danzante, es la herramienta que usamos para refugiarnos de la soledad, del vacío, del aburrimiento, de la tristeza y también puede ser la antorcha que ilumina y da calor en momentos de penumbras.

Escribo para conocer una y mil historias, delirantes, bellas, tenebrosas.

Existe un mito llamado la nave de los locos, que en algún lugar para evitar el contagio de la enfermedad con otros, se les subía a una embarcación y se les excluía de la ciudad, para siempre andar en un viaje errante.

 Por eso, cuando veo a otro escritor, siento una empatía, y pronto lo adopto como mi igual, pues también aquel quizá sienta la extranjería, entre los que no disfrutan de la lectura ni de la escritura.

Y por último, escribo para buscar la originalidad y la trascendencia, aunque sé que eso es irreal.