Reseña/ Esdras Camacho
¿A quién le han robado una bicicleta?; si no a ti, le ha pasado a alguien cercano . ¿Qué pasó después?.
En la respuesta está la trama de la película “El ladrón de Bicicletas” del italiano Vittorio De Sica, estrenada en México a fines de 1950.
Es un recorrido a un modo de vida posterior a la guerra en Roma, con tomas abiertas, mostrando el contraste entre la grandeza de algunos edificios, y las condiciones paupérrimas de la mayoría de sus habitantes.
Ricci, es un hombre de mediana edad, casado, con dos hijos, espera una oportunidad de emplearse, la situación de su hogar es igual a la de muchos, miserable. Le comunican que es candidato a ocupar el puesto de pegar carteles en los muros de la ciudad, pero es necesario contar con bicicleta, él tiene, pero está en una casa de empeño y debe de conseguir el trabajo, al tiempo de recuperar su bicicleta; empeña más enseres para desempeñarla, pero cuando lo logra, se la roban.
Lo que sigue es el drama, es la crudeza de alguien que tiene pocas oportunidades y cuando tiene una, pareciera que el destino cruel se la arranca de sus manos. Ricci, se hace acompañar de Bruno, su pequeño hijo de 8 o 9 años en la búsqueda para recuperarla, así caminan dos o tres días la gran ciudad, y en ese trayecto nos muestra la cotidianidad de la ciudad.
Para el personaje una bicicleta vale más que una casa, vale más que todos los exquisitos manjares, pues es la herramienta y el patrimonio que le permite alcanzar un trabajo digno y por ende, estabilizarse económicamente. La bicicleta es la esperanza de sobrevivir, es la representación del único boleto a la dignidad.
El argumento es simple, el guion igualmente, pero lo que es potente en la narrativa de este filme es la mirada documentalista. Llama la atención que el Director utiliza actores no profesionales que asumen el compromiso con el arte, en el momento en que son convocados a participar.
En una de las escenas, Ricci y su hijo al perseguir a un anciano quien pudiera darle informes sobre su bicicleta, se internan en un refugio de beneficencia, en la que les ofrecen comida a los vagabundos, después de escuchar la misa y participar de las labores domésticas de la iglesia. Ahí pierde la oportunidad, pues su informante se le desaparece.
El actor proyecta una personalidad contundente, está aferrado a la búsqueda de su bicicleta, no tiene capacidad de pensar otra salida a su crisis. Bruno, su hijo acompaña a su padre, con todas las expectativas de obtener su aprobación como su ayudante, su consuelo.
La fotografía es intensa, muestra las expresivas miradas de los que aparecen en la película, reflejan su desesperanza y su deseo de un alivio a la incertidumbre que viven día con día. A través de este recurso se muestran banquetas, calles, andadores, restaurantes, puentes y ríos de la ciudad con neutralidad, se observa que se hizo cine con conocimiento más que con recursos económicos.
Este es un drama sentimental, que por momentos nos recuerda a Charles Chaplín en la película el niño, y “Los olvidados” de Luis Buñuel, ambas películas filmadas en blanco y negro, con temáticas similares.
Sensacional y hermosa de principio a fin, dese la oportunidad de deleitarse con esta maravillosa obra del séptimo arte. Disponible en Youtube.
Título original: Ladri di bicicletteLadri di biciclette - Poster
INFORMA SOBRE ESTE ANUNCIO
Año: 1948.
Duración: 93 minutos.
País: Italia.
Dirección: Vittorio De Sica.
Guion: Cesare Zavattini, Vittorio De Sica, Gherardo Gherardi, Suso Cecchi d’Amico, Oreste Biancoli, Adolfo Franci y Gerardo Guerrieri (Novela: Luigi Bartolini).
Música: Alessandro Cicognini.
Fotografía: Carlo Montuori.
Reparto: Lamberto Maggiorani, Enzo Staiola, Lianella Carell, Gino Saltamerenda, Vittorio Antonucci, Giulio Chiari, Fausto Guerzoni y Elena Altieri.
Productora: Produzioni De Sica (PDS).
Género: Drama | Neorrealismo.
