Por Luis Adrián Miranda Pérez
Profesor e investigador
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-Si te celo, es porque te amo-
-Así me enseñaron a amar-
En torno al amor se ha escrito mucho. Artistas, poetas, cineastas, intelectuales y psicólogos han reflexionado en torno a ello. Perspectivas diferentes que van desde lo biológico a lo sociocultural, incluso articulando ambas visiones.
Desde el feminismo (o los feminismos), la experiencia en torno al amor se ha abordado desde una visión que resulta ser muy interesante y que busca deconstruirlo, me refiero al amor romántico que hemos naturalizado en generaciones.
¿Qué es el amor romántico? A grandes rasgos, es la práctica de relaciones afectivas idealizadas, que sí bien están fuera de lo real, se generan de manera recurrente en todos los ámbitos, con especial interés en las parejas. Este, resulta ser un dispositivo de poder del patriarcado que busca la dominación, la reproducción de estereotipos de género y que sin duda provoca diferentes violencias, e incluso la muerte.
“Nadie ha muerto por estar soltero, pero muchos/as mueren por estar con la persona equivocada”, es una frase que leía en Facebook y coincido plenamente.
Romantizar el amor es reproducir un conjunto de ideas que son ficticias, tal como los clásicos cuentos de Disney o las películas románticas que nos hacen creer que el amor lo puede todo y que, aún en las dificultades, seremos felices para siempre.
Existe toda una pedagogía[1] en torno al amor romántico, porque hemos aprendido a cómo amar y ser amados, sobre todo en casa y en la escuela. Por otra parte, las industrias culturales[2] también han tenido un papel importante; cómo olvidar a María la del Barrio, que, gracias al amor, se vuelve una persona refinada y de clase alta. O a Victoria Ruffo como Refugio en la telenovela Corona de Lágrimas, representada como la madre abnegada que da todo por sus hijos y se desvive por ser una mujer amorosa.
O bien, la popular canción del célebre cantante Juan Gabriel, que, a sus dieciséis, anhela a un amor que no llegó, siempre lo esperó y en su soledad, se dio cuenta de que no nació para amar. Por otra parte, escuchamos a Becky G, famosa cantante de reguetón, decir que a ella le gustan las personas mayores, de esos que llaman señores, que le abren la puerta y le mandan flores.
El amor romantizado además de ser una construcción histórica, es la manifestación de la lucha de clases sociales. Por eso creemos que seremos felices y plenos cuando tengamos una vida como María la del Barrio, quien salió de la pobreza gracias al amor de un hombre rico. O quizás, ser o tener una madre como Refugio que dé todo por sus hijos. O bien, encontrar un amor, tal como dice Becky G, que sea caballeroso y que reproduzca la idea del hombre poderoso y cuidador. O caso contrario, viviremos sintiéndonos miserables como dice Juan Gabriel, creyendo que no nacimos para amar, porque el amor que idealizamos, nunca llegó.
El amor romántico es tan sutil, que lo vivimos y a veces, ni cuenta nos damos. Marcela Largarde (2001), activista y académica mexicana lanzó un potente mensaje que es digno de recordar: las mujeres se han modernizado en todo, menos en el amor. Y sí bien, en el amor romántico las mujeres han vivido la peor parte, este se ha replicado en todas las relaciones interpersonales.
No se trata de volvernos seres deshumanizados y sin relaciones afectivas, porque todos necesitamos del amor, pero tenemos que aprender a amar. Deconstruir el amor romántico, no es cosa fácil, porque toda deconstrucción conlleva a un proceso dinámico, inacabado y necesariamente transformador. También, se trata de construir un nuevo significado que nos permita establecer relaciones sanas y plenas.
Amar de manera sana es autoconocimiento, porque en la medida que nos conocemos, nos valoramos y sabemos qué esperar de una relación. Es autocuidado, porque aprendemos a amarnos y tal cómo lo hagamos, amaremos a los demás, sin idealizar comportamientos.
Agradezco a Magaly Pérez Tovar y a Alicia Gregorio Velasco, excepcionales personas, por haber compartido sus conocimientos sobre el tema y, a partir de ese diálogo, generar algunas reflexiones que he expuesto en este espacio.
Referencia
Lagarde, M. (2001). Claves feministas para la negociación en el amor. Managua: Puntos de encuentro.
[1] Como pedagogía me refiero a que existen todo un conjunto de esquemas en los que hemos aprendido a amar. Un aspecto que no profundizaré son las relaciones monogámicas en que se ha construido el amor romántico.
[2] Las industrias culturales son las que se dedican a la producción, creación, y distribución de bienes y servicios culturales, por ejemplo, la televisión, la radio, el cine, el streaming, etc.