Lisandro Martínez / Región Soconusco
La educación es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de cualquier sociedad. Sin embargo, en México, la educación ha sido sistemáticamente afectada por la influencia de la oligarquía, un grupo privilegiado que ha contribuido a la destrucción de este sector vital. La oligarquía mexicana ha contribuido a la desigualdad en el acceso a la educación al concentrar la riqueza y los recursos en manos de unos pocos.
En los últimos días, México ha sido testigo de una controversia generada por las declaraciones de Claudio X. González Guajardo (reconocido empresario que se presenta como “activista social”, es presidente de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y máximo defensor de la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto) hacia el magisterio democrático en el país. Sus afirmaciones han generado un debate acalorado en torno al papel y la importancia de los maestros en la construcción de una educación de calidad y una sociedad más justa.
El pasado 10 de mayo, Claudio X. González, presidente de la organización Mexicanos Primero, declaró que el magisterio democrático en México es un "mito" y que se trata de una idea falsa creada por los sindicatos para justificar sus intereses. El 15 de mayo del presente año, las declaraciones reveladas en un video inédito en el canal SinEmbargo, en donde Claudio X. González se refiere a nosotros los maestros como “son unos pinches delincuentes”, demuestra una opinión de un personaje que organiza y lidera a los grandes empresarios para manipular al Estado y esté incida en contra de la lucha social y magisterial defendiendo los intereses de la oligarquía.
Estas afirmaciones han generado una gran controversia en el país, especialmente entre los maestros y las organizaciones que defienden sus derechos laborales.
En primer lugar, es importante destacar que el magisterio democrático en México es una realidad que se ha construido a lo largo de décadas de lucha y esfuerzo de los maestros y sus organizaciones. Desde la década de 1970, los maestros mexicanos hemos impulsado la creación de sindicatos democráticos que luchan por la defensa de sus derechos laborales y por una educación emancipadora para los estudiantes.
Gracias a estos esfuerzos, hoy en día contamos con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que ha logrado importantes avances desde su creación en la defensa de los derechos de los maestros y en la mejora de la educación en México.
Sin embargo, Claudio X. González parece ignorar estos avances y pretende negar la existencia misma del magisterio democrático. Esta postura resulta preocupante, ya que no solo muestra una falta de conocimiento sobre la realidad educativa del país, sino que también pone en riesgo los derechos y las conquistas del magisterio democrático mexicano.
Por otro lado, es importante destacar que los sindicatos no son los únicos responsables de la construcción del magisterio democrático en México. Los propios maestros hemos sido los principales impulsores de esta lucha, organizándonos y movilizandonos para defender nuestros derechos y los de nuestros estudiantes.
Además, es importante señalar que el magisterio democrático no se limita a la lucha sindical, sino que también implica la formación de comunidades educativas más participativas y críticas, en las que los maestros y los estudiantes tenemos un papel activo en la toma de decisiones y en la construcción de una educación equitativa, inclusiva, participativa, respetuosa y dialogante.
En este sentido, el magisterio democrático en México es una construcción colectiva y multifacética, que involucra a diferentes actores y que busca transformar la educación en beneficio de todos los mexicanos.
Finalmente, resulta preocupante que Claudio X. González utilice su posición de liderazgo en Mexicanos Primero para descalificar y negar la existencia del magisterio democrático en México. Esta organización se ha caracterizado por promover políticas educativas neoliberales y por atacar constantemente a los sindicatos de maestros, sin ofrecer soluciones reales para la mejora de la educación en el país.
En lugar de negar la existencia del magisterio democrático, deberíamos reconocer y valorar la lucha y el esfuerzo de cada maestro y sus organizaciones, y trabajar juntos para construir una educación más justa, equitativa y democrática para todos los mexicanos.
En conclusión, las declaraciones de Claudio X. González sobre el magisterio democrático en México son preocupantes e irresponsables. Negar la existencia de esta realidad construida a través de décadas de lucha y esfuerzo de los maestros y sus organizaciones es un desprecio a nuestros derechos laborales y a la mejora de la educación en nuestro país. Es momento de reconocer y valorar el magisterio democrático como una pieza fundamental para la transformación de la educación en México.
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