Lunes, 7 de julio de 2025

El artesano chiapacorceño, Paulino Nangullasmú Alegría, enfatiza: “el parachico nace, no se hace”

El maestro mascarero invita a que se lea sobre a la tradición, para adentrase del mundo del: El Parachico y La Chuntá, así también a los investigadores a qué plasmen el cómo se lleva acabo “Las Fiestas Patronales”, con el fin de continuar la tradición.


Por rotativoenlinea.com

14 de febrero de 2024 Actualizado a las 11:02:07

Gabriel Méndez / rotativoenlinea.com 

El artesano Paulino Nangullasmú Alegría originario del Municipio de Chiapa de Corzo, Chiapas, del Barrio San Jacinto, Galardón “Antonio López Hernández”, en honor a su maestro, continua el legado al realizar la máscara del Parachico, hasta hoy en día; muestra del amor a su pueblo.

Señaló, que este mismo año, 2024, está por cumplir cuatro décadas en esta mágica labor, en donde comenzó con máscaras grandes en 1986 y que a partir en ese año participó en los concursos nacionales; casi trece años pasaron para que pudiera ganar su primer premio.

Existía una inquietud hacia la madera. Asistió muchas veces a un taller, en el cual conoció al carpintero “el abejero”, ahí realizaba sus juguetes tradicionales, como su: trompo, yoyo, pelotas y una caja para ilustrar zapatos, estuvo más de tres años.

Es un personaje que aprendió del escaparate en los diferentes Estados que impartió de sus cursos: Campeche, Tabasco, Mérida, Guerrero, Michoacán, por mencionar algunos, también capacitó a artesanos con el fin de mejorar la calidad sin cambiar el estilo por las diferentes tradiciones, por medio de las máscaras ha estado presente en el evento el “Original” que lo encabeza la Secretaria de Cultura.

De igual manera es miembro activo de Artistas de las Máscaras, que convocan a los maestros artesanos a nivel nacional para citar a tal evento de mascareros, quienes financian el proyecto.

Durante la entrevista, Don Paulino Nangullasmú, añadió que “el parachico nace, no se hace”, como lo recordó en un momento especial cuando le encargaron mascara para un niño y el papá le mando la foto, hecho que da fe de la tradición de la Fiesta Grande de Enero.

Desde entonces el parachico al salir de casa lo goza, danza en los callejones y baila al ritmo de los tambores, que acompaña al patrón en todas las imágenes religiosas en el recorrido, es incognito a su transformación de la persona con la magnífica máscara, de la sensibilidad de la música de tambor y carrizo.