En el panteón municipal de Tuxtla Gutiérrez, entre flores, veladoras y ofrendas, cada año aparece una figura que roba miradas, provoca sonrisas y alguna que otra sorpresa. Se trata de Oscar Orlando Trujillo Aguilar, un maestro jubilado de 63 años, quien desde hace casi una década se caracteriza como un “muerto viviente” y transmitir un mensaje sobre la vida y la muerte.
“Es un gran orgullo haber sido maestro, lo traigo por herencia. Mi abuelo, mi padre y mi bisabuela fueron educadores. Enseñar a los niños y adolescentes fue una experiencia que me marcó profundamente”. Pero tras jubilarse, Oscar encontró en la caracterización una forma alegre de pasar el tiempo.
Su historia con el maquillaje y el disfraz comenzó hace unos 8 o 10 años, inspirado por su fanatismo por Michael Jackson y la cultura popular de los años 80, una noche soñó que podía transformarse en un personaje y utilizo materiales reciclados como corcholatas, argollas o aretes para dar vida a su vestuario.
Para él, cada caracterización es un homenaje. “Lo hago por mi hermano y por mi madre, que fue costurera y me ayudó con mis primeros trajes. Siempre me decía: ‘te va a quedar chingón tu traje’”. Su talento le ha valido primeros lugares en concursos de vestuario, caracterización y escenografía, tanto en escuelas como en eventos públicos.
Entre las anécdotas más memorables, narra una que provocó susto y carcajadas. “Una vez en el Panteón Jardines estaba grabando un video y me metí en una tumba vacía. Cuando salí, una señora pegó un grito que se escuchó por todo el lugar. Mi hermano tuvo que explicarle que era solo una actuación”.
A pesar de los sustos, Oscar asegura que su intención no es provocar miedo, sino reflexión y alegría. “Hay que reírse de la muerte, porque esta vida hay que disfrutarla. Jesucristo venció a la muerte, y nosotros debemos aprender a esperarla con fe y con humor”, afirma con convicción.
Cada año, Oscar llega solo al panteón, pero se va acompañado de decenas de personas que se acercan a tomarse fotos, agradecerle o felicitarlo por su trabajo. “Me siento chido, me desestreso y conozco gente nueva. Me llena de vida ver que mi personaje alegra a otros”, comenta.
Quienes deseen conocerlo o invitarlo a eventos pueden encontrarlo en su domicilio, en la Colonia Maldonado, 11 Sur Oriente #1150, donde también ofrece apoyo en maquillajes y caracterizaciones. “Siempre les digo a los jóvenes: échenle ganas al 100%. La actitud lo es todo. Hay viejos que seguimos jóvenes y jóvenes que ya nacieron viejos”.
