Raúl González / rotativoenlinea.com
Doña Flor de María inicia su trayectoria de comerciante a los 20 años de edad: de seis hermanos ella es la única que se dedica a esta noble labor en el corazón de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Ella comienza vendiendo plantas y tierra de abono, desde la zona centro hasta la Quinta Norte, aunque su mamá vendía en otros puntos de la ciudad dulces tradicionales.
"De todos mis hermanos soy la única que vende dulces aquí, aunque lo primero que vendí fue plantas y tierra para abono; y pues uno de joven tiene mucha fuerza, ya que me iba caminando todo el centro hasta llegar a la Quinta Norte, y así era mi vida de todos los días para poder vender y ganarme el sustento familiar", comenta mientras despacha a sus clientes.
Cuando su mamá se retira de la venta, por cuestiones de salud, ella retoma el negocio y es así como inicia la historia de los dulces con Doña Flor: "mi mamá se retiró, y es ahí que comencé vendiendo los dulces sobre la Segunda Sur, en las banquetas de una zapatería durante cinco años aproximadamente", agrega.
Pasado los cinco años, se da la oportunidad de obtener un permiso y poder vender formalmente, y es ahí en donde actualmente se queda trabajando cerca de la iglesia del Calvario.
"Después de todo ese tiempo que viví, ya gracias a Dios y al apoyo que nos brindaron, aquí me he mantenido, me pongo a vender los dulces tradicionales que a mucha gente le encanta en la dirección ya conocida", abunda.
Los momentos más difíciles que ha vivido durante el tiempo que lleva trabajado han sido las diferentes temporadas cuando hace calor, frío, lluvia y más cosas que a veces no se espera, así como la pandemia, donde tuvo que quedarse en casa por unos meses, afectando así la economía familiar.
“Aquí se pasa de todo, los malos tiempos como la lluvia, el calor, el frío, todo eso, y además lo más difícil fue el quedarme en casa durante la pandemia ya que no vine a trabajar varios meses y de esa manera me afectó económicamente a mí y a la familia", contextualiza.
Los momentos más bellos de Doña Flor han sido el sacar adelante a sus hijos con sus estudios, así como el conocer a mucha gente, sintiéndose muy feliz porque gracias a Dios día a día vende, aunque sea para la comida necesaria, y ahí se siente ella contenta ya que las ventas han sido su alegría.
Doña Flor se pone a la orden con más de 55 años de tradición en la venta de dulces regionales como son: dulce de puxinú, caballito, turulete, cuernitos, empanizado, palanqueta, turrón, suspiros, empanadas, obleas y hojaldras.
A ella la puedes encontrar de lunes a sábado con horario corrido de 10:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde, agregando un número para que puedan hacer sus encargos al 961 197 46 13 y la pueden encontrar sobre la Tercera Sur entre Primera y Segunda Poniente, a media cuadra de la iglesia del Calvario, y agradece al medio digital por la oportunidad que se le brinda para dar a conocer sus dulces típicos.
"Aquí me pongo a la orden en la dirección ya conocida, y agradezco a Rotativo en Línea por preocuparse en darnos a conocer lo que vendemos, también a la clientela que día a día nos visita y nos hace la venta", finaliza.