Nayelly Moreno / rotativoenlinea.com
Carlos Sánchez / fotografía / rotativoenlinea.com
El Centro Deportivo Roma, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, fue el escenario perfecto para la presentación del Hijo del Santo, en su gira del adiós: “El regreso de la leyenda”, evento que se llevó a cabo el pasado 17 de julio del presente año.
Para tal fecha, se contó con una cartelera espectacular, en donde El Hijo del Santo alterno con Ciclón Ramírez Jr., y el Hijo de Octagón, para enfrentar en la lucha estelar a Bobby Lee Jr., el Hijo de Fishman y New Fire Jr.
De igual manera se presentaron luchadores locales quienes dieron alegría a tan esperado evento, en donde el fotógrafo Carlos Sánchez nos comparte algunos momentos especiales de esta magna función de Lucha Libre, en donde El Hijo del Santo hizo gala de sus mejores movimientos.
Sus inicios
Cuando obtuvo su licencia para luchar profesionalmente, heredó el nombre de su padre, debutando el 18 de octubre de 1982.
En 1985 se enfrentó con Moisés Alexis Delgado Zamora "El gallo" en la gran lucha por el campeonato amateur nacional.
Ha pertenecido a las dos empresas de lucha libre más importantes de México: el CMLL y la AAA, en esta última prácticamente desde su inicio, con lo cual la imagen del Santo era vista a través de la televisión. En esta empresa participó en la Triplemanía 1 en la Plaza de Toros México. Además, al lado de Octagón un año después obtuvo la cabellera de Eddie Guerrero y Love Machine en el legendario PPV: When Worlds Collided.
Al salir de la AAA y regresar al CMLL la gente lo abucheó y lo obligó a ser rudo por primera vez en su carrera cuando traicionó a su padre y en esa etapa rapó al Negro Casas en la Arena México ante una numerosa entrada de espectadores. Con el tiempo empezó a participar por temporadas en el CMLL.
En una de esas etapas, apoyado por el Negro Casas, desenmascaró a Scorpio Jr y rapó a la Bestia Salvaje. Su giro a rudo el 15 de noviembre de 1996 causó que los fanáticos en las gradas enloquecieran y comenzaran a lanzar botellas y todo lo que tenían a mano contra el ring y contra otros espectadores. Se necesitaron 8 días para apaciguar los ánimos de la multitud.