Desde muy temprano, hombres y mujeres de barrios, ejidos, colonias y comunidades se reunieron en una asamblea que ya es considerada un hecho histórico. No hubo acarreos ni discursos vacíos, solo pueblo. Pueblo de pie, con voz, con memoria y con una fuerza que nadie puede contener.
Porque Ocosingo no se rinde, porque Chiapas no olvida, y porque la esperanza se construye desde abajo, no desde las cúpulas.
Hoy, el pueblo habló con claridad, no venimos a administrar el desastre, venimos a transformarlo desde raíz.
Entre aplausos, consignas y abrazos, cientos de asistentes reafirmaron que este proceso no nace de intereses políticos ni de ambiciones personales.
“Somos un movimiento nacido de la voluntad de las asambleas del pueblo; somos un movimiento del pueblo, independiente, formado por la gente que sí trabaja, que sueña con un Chiapas próspero y no austero” expresó Dra. Rocío Farrera, Secretaria General del Movimiento.
Durante la jornada, encabezada por las y los representantes del Movimiento de Esperanza, Pepe Garza destacó la participación comprometida de diversos sectores de la sociedad: profesionistas, religiosos, activistas, estudiantes, emprendedores y trabajadores de todos los rincones del municipio, quienes reafirmaron que la verdadera transformación comienza en el territorio, con la gente, desde abajo.
“Estamos hartos de ver cómo unos pocos se enriquecen con lo que es de todos.”
“Estamos cansados de los mismos rostros, los mismos apellidos y las mismas promesas vacías.” “Es hora de que el pueblo gobierne al pueblo.” Expresaron los Delegados.
El ambiente fue de esperanza, pero también de firmeza, de dignidad, de convicción, cada palabra pronunciada resonó como una declaración de independencia del pueblo frente al abandono histórico.
Esta asamblea marcó el inicio de una nueva etapa para Ocosingo y para Chiapas, un mensaje que viaja desde la Selva Lacandona hasta cada rincón del estado, ¡la esperanza ya no es discurso, es organización!.
Porque cuando el pueblo se une desde el alma, no hay poder que lo detenga,
¡sin chance a nada!